Recientemente comparecí en el Parlamento para explicar el informe de fiscalización sobre las ayudas del Gobierno de Navarra a la Fundación Humanismo y Democracia, en el que se constataba que una parte importante del dinero destinado a dicha organización para tareas humanitarias no había sido convenientemente justificado. En la comparecencia, además de ofrecer datos pormenorizados sobre los proyectos e importes otorgados y los justificados, animamos al Gobierno de Navarra a exigir la devolución de las ayudas en las que se han detectado irregularidades y anunciamos una fiscalización general sobre este tipo de subvenciones dirigidas a la cooperación internacional.
El de comienzos del siglo XXI es un mundo globalizado, habitamos lo que el teórico de la comunicación Marshall McLuhan definió como aldea global, lo cual debería potenciar la solidaridad de los países avanzados hacia los más desfavorecidos. Ese convencimiento fue lo que provocó, hace unos veinticinco años, una auténtica explosión en el número de ONG, al tiempo que las administraciones públicas se implicaban en el apoyo financiero a los proyectos de solidaridad de dichas organizaciones.
En el proceso de desarrollo de las ONG ha tenido prioridad la elaboración de proyectos y la búsqueda de financiación, quedando en segundo plano la rendición de cuentas tanto a las administraciones públicas como a la sociedad en general.
El anteproyecto del I Plan Director de la Cooperación Navarra cifra en 125 millones de euros la cuantía destinada por el Gobierno de Navarra para proyectos de cooperación desde 1992 hasta 2005, habiéndose producido una constante evolución positiva en estos gastos desde los 2,5 millones hasta los 15,8 millones del año pasado. Esto supone que actualmente la contribución per capita a los proyectos de cooperación supera los 25 euros anuales. Navarra, tradicionalmente comprometida en el apoyo a tan nobles causas, debe seguir avanzando por esa línea solidaria basándose en la labor de organizaciones cuya labor fundamental tiene que ir acompañada de una transparencia ejemplar. Porque siendo éste un requisito exigible a todos los beneficiarios de ayudas públicas, más lo debe ser cuando dichas subvenciones se conceden con el fin de mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos.
Por lo tanto, consolidado ya el movimiento de las organizaciones no gubernamentales, parece el momento de abordar el reto de la transparencia: ?La transparencia aparece como elemento crucial para generar confianza y credibilidad en el sector, en definitiva para incrementar la legitimidad social de las ONG?, por decirlo en palabras de Josep Gassó, presidente de la Plataforma de ONG de Acción Social.
En España, donde funcionan cerca de 11.000 ONG, existe una fundación independiente dedicada a evaluar la transparencia de las organizaciones que lo desean. Se trata de la Fundación Lealtad, que este año ha analizado 116 organizaciones que representan el 41% del presupuesto del sector. Dicha fundación defiende diez principios para el correcto funcionamiento de las ONG, entre los que figuran la necesidad de pluralidad y transparencia en su financiación; el control en la utilización de esos fondos; la presentación de las cuentas anuales y cumplimiento de las obligaciones fiscales; y la obligatoriedad de elaborar y liquidar el presupuesto anual.
A mi juicio estos principios, y en general la transparencia y buena utilización de los fondos públicos destinados a la solidaridad, deben ser objetivo compartido por las propias organizaciones, las administraciones y los órganos de control externo.
Las primeras están obligadas a ello si quieren generar confianza en la sociedad, algo fundamental para que la solidaridad avance. Las administraciones deben exigir una utilización escrupulosamente correcta de los fondos destinados a esos fines y actuar de manera implacable en caso de que no sea así, penalizando a quienes actúen de manera irregular y exigiendo el reintegro de los fondos no justificados. Y, por último, los órganos de control externo debemos incidir en la fiscalización de esas ayudas para garantizar a los contribuyentes que el dinero destinado a tan nobles causas se utiliza de manera adecuada.
Esa es, en mi opinión, la mejor manera para contribuir a la solidaridad, noble objetivo y fiable indicador de la calidad humana de cualquier sociedad.
Luis Muñoz Garde
Presidente de la Cámara de Comptos de Navarra/Nafarroako Comptos Ganbera