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2015/06 Pabellón Reyno de Navarra Arena

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2015/06 Pabellón Reyno de Navarra Arena ()

La Cámara de Comptos ha hecho público el informe de fiscalización sobre el Pabellón Reyno de Navarra Arena, solicitado por el Parlamento a instancias del grupo Izquierda-Ezkerra. El objetivo del informe es analizar la situación de la infraestructura y el gasto que ha generado hasta finales de 2014; el cumplimiento de la legislación en el proceso de construcción del pabellón; contrastar el cumplimiento de los proyectos iniciales en relación con instalaciones, equipamientos y costes; y, finalmente, calcular el coste pendiente para su finalización y apertura al público.

El informe recuerda que fue el Club Atlético Osasuna quien en marzo de 2008 promovió una modificación urbanística en los terrenos que ocupa el estadio de fútbol, las antiguas instalaciones deportivas y el "Sadarcillo" para permitir, entre otros objetivos, la construcción de un pabellón deportivo. A través de dicha modificación, el ayuntamiento obtuvo una parcela gratuita que cedió posteriormente al Gobierno para construir el citado pabellón.

En abril de aquel año, el Gobierno presentó una propuesta de pabellón según la cual contaría con una pista central para 10.000 espectadores, un frontón con gradas para 2.500 espectadores, un museo del deporte y un aparcamiento subterráneo. Dentro del Plan Navarra 2012, resultado del acuerdo del Gobierno con el Partido Socialista de Navarra, se calificó la inversión como "prioritaria".

Se definió como una instalación polivalente, multifuncional y no exclusivamente deportiva, fijándose un presupuesto de 60 millones. El plan concretó el inicio de la obra para septiembre de 2009, estimando su finalización para principios de 2011. El Parlamento de Navarra refrendó en mayo de 2008 el citado plan y, consecuentemente, el proyecto de inversión del pabellón. Inicialmente, la gestión de esta infraestructura se encargó a la sociedad pública SPRIN, si bien finalmente quedó en manos del Instituto Navarro de Deporte.

La Cámara de Comptos señala que, aunque el Instituto Navarro de Deporte realizó algún estudio previo de necesidades, en la documentación que acompaña al Plan Navarra 2012 no constan análisis sobre la utilidad de la inversión.

En cuanto al modelo de negocio y de gestión, la empresa contratada para la asistencia técnica elaboró un plan que fijaba tres tipos de actividades: eventos deportivos de ámbito nacional e internacional, eventos musicales y espectáculos y variedades. Optaba por una gestión del edificio realizada por una sociedad pública o privada y, además de los entrenamientos de equipos deportivos, estimaba unos 80 eventos anuales para el quinto año: 45% deportivos, 39% espectáculos y variedades y 16% conciertos. Según sus estimaciones, en el quinto año la actividad del pabellón comenzaría a ofrecer resultados positivos.

Conclusiones

En las conclusiones, la Cámara de Comptos señala que el Gobierno de Navarra ha gastado hasta el momento 54,3 millones en la inversión. Si a esta cifra se le suma el valor catastral de la parcela, el gasto para las administraciones públicas asciende a 55,7 millones. El informe señala que las inversiones no adjudicadas todavía suman 6,2 millones y corresponden fundamentalmente al edificio de federaciones, museo del deporte y equipamientos.

El informe señala que el Instituto de Deporte ha controlado de manera adecuada la obra, ya que las desviaciones de precios han sido mínimas y razonables dentro de una infraestructura de esta naturaleza.

Por el momento, no constan previsiones de conclusión de las obras ni fecha de apertura al público, aunque solo sea para actos puntuales. Para 2015 solo se contemplan en los presupuestos del Gobierno de Navarra gastos de mantenimiento de las instalaciones, que ascienden a 390.000 euros.

El Gobierno de Navarra no ha concretado el modelo de explotación y de gestión del pabellón, aunque se están buscando fórmulas de colaboración con el sector privado para tratar de rentabilizar las instalaciones.

A la vista de esta situación, la Cámara de Comptos pide que se supere esta fase de provisionalidad, que se finalicen las obras y se defina el modelo de gestión, tratando de buscar la solución que mejor rentabilice la inversión desde el punto de vista social y económico. También recomienda que, independientemente de la decisión sobre su apertura, se planifique el mantenimiento y conservación de las instalaciones, algo necesario por la inversión pública realizada y la complejidad técnica de dichas instalaciones.